Vemos personas que desean con ansia esa llegada y no paran ni un momento de ir de un lado a otro o mirando continuamente el reloj.
Las hay más tiernas y detallistas, estas son bien diferenciadas porque esperan el encuentro portando una flor en mano, con una caja de bombones o con un atuendo emperchado.
Las encontramos de manera reivindicativa y en amplitud como esas que llevan una pancarta o cartel con el nombre y una frase dirigida hacia el ser esperado.
Vemos reencuentros entre abuelos y nietos, que con un salto de alegría reciben a toda la familia. Las hay de hermanos a hermanos/as, de padres a hijos/as, esas que después de mucho tiempo sin verse se funden en un gran abrazo y se escapan lágrimas saladas que brotan de felicidad.
También las hay de esperar al ser amado, de esas que resuenan con chiribitas en los ojos y destellos hacia el corazón. De amantes que con cierta lujuria se saludan calurosamente huyendo rápidamente del gentío para dar rienda suelta a la pasión.
Pero también están las llegadas que son frías , sin apenas un simple roce en la mejilla. Con una sola mirada se nota la tensión. Tensión que a veces es templada con la presencia de algún hijo o nieto que hace de diana ante esas miradas de resquemor. Fijan un enlace entre los seres que se encuentra la discordia y liman las asperezas restando tensión.
Pero ... ¿ Y que pasa con la espera? ¿ el que espera siente igual?
Los nervios se apoderan de su cuerpo, esperan deseosos la salida de las maletas para llegar a ese anhelado encuentro.
Quizás también este,a él que el trabajo le espera al otro lado y tiene una sensación más de rutina que de ilusión.
O el que con calma vuelve de unas vacaciones y tiene un síndrome postvacacional, le cuesta volver a la carga en el día a día , a desenvolverse sin más.
Los que esperan después de un largo periodo de estudios y ansían pisar su tierra , sus raíces , sus amigos , su pequeña libertad.
Todas son llegadas y reencuentros , plasmados de sensaciones que recorren nuestro cuerpo. De momentos que deseamos que pasen por que que nos espera al otro lado el " llegar".
Da igual si es en un aeropuerto, en una casa, en un establecimiento, en un muelle o en un bar. Lo importante de la llegada es el RECIBIMIENTO que nos acoge, que nos da sensación de bienestar. De sentirnos arropados cerca de los nuestros , de la familia, de los amigos , de alguien con quien "ser y estar".
Deseo que tengas lindas llegadas , de esas que nos hacen sentirnos afortunados por el simple hecho de " esperar con grandiosidad", un abrazo, una mirada o un gesto proxémico que te acerque a tu realidad.
Querido lector que me esperas al otro lado de la pantalla, con estas líneas que te escribo, espero poder a TI , Llegar.