Mario era un niño de 9 años que soñaba cada noche con una trompeta. Ese sueño se le repetía una y otra vez cada noche, como símbolo de querer decirle algo. Cada mañana se levantaba muy cansado como si hubiera estado viajando toda la noche en busca de su trompeta.
En su sueño se mostraban varios instrumentos musicales desde la gran tuba , pasando por el trombón con su swing hasta llegar al carismático saxofón. Pero justo en una esquina, en el lado izquierdo de aquella enorme sala en la que Mario se hallaba, se encontraba ella, su amada y hermosa "Trompeta".
Su color dorado despuntaba por encima de los demás. Su brillo era intenso y su melodía lo transportaba a una serenidad que él añoraba, necesitaba. Mientras la tenía en sus manos disfrutaba de su tacto y de su color. Para Mario ,soplar y soplar por aquella boquilla de su instrumento favorito y que saliera aquella melodía tan maravillosa, era una sensación que lo envolvía dentro de un confort extremo.
"Cada vez que suena es como si expresara y expandiera todo lo que quiero decir, lo que realmente quiero transmitir. Las notas bailan al son que yo les propongo y juntas hacemos una hermosa melodía"- decía Mario con una sonrisa de oreja a oreja en aquel sueño-
Cuando despertaba de aquel momento tan maravilloso para él , volvía a la realidad. Su adorada trompeta se marchaba y no regresaba hasta caer la noche y volver a soñar.
Todos los días dibujaba decenas de bocetos en colores,hasta llegar al color dorado. El color de su amada trompeta. Era en este momento cuando acudía a su mamá y se lo enseñaba. Se lo ponía entre sus manos y regresaba a su sitio de pintar.
Su madre emocionada por la rutina diaria de aquel gesto, dejaba caer alguna lágrima que corría por su rostro mientras intentaba acercarse a él. Muchas veces recibía una negativa por parte de Mario, pues no le gustaba que traspasarán su espacio, que estuvieran muy cerca de él lo agobiaba. Su autismo le costaba poder interactuar con los demás. Su manera de expresión era mediante el dibujo y cada noche en sus sueños con su querida "trompeta".
Pasaron varias semanas y un día ,mientras regresaba del cole al abrir la puerta de su habitación, allí se encontraba ella. Encima de su escritorio estaba su adorada y amada trompeta .Por fin estaba junto a su fiel compañera, la que lo ayudaba a expresarse , la que lo hacía ser el niño más feliz del mundo.
Su madre lo observaba desde la puerta con admiración cuando derrepente Mario se dirigió a ella y le brindo una gran abrazo. Su madre no daba crédito a lo que estaba viendo, por fin su niño la abrazaba, sentía su gran esencia , su personalidad en plenitud.
Mario se dirigió hacia su trompeta y poco a poco empezó a soltar las primeras notas que aquel instrumento le ofrecía ,era como una liberación acumulada que se deshacía lentamente.
Poco a poco Mario fue perfeccionando el tocar del instrumento ,con las clases que su mama le pagaba semanalmente.
Su cambio fue espectacular, su comunicación y cercanía se ampliaban cada día un poco más,pues su fiel compañera la trompeta, lo ayudaba a expresar todo lo que había dentro, todo lo que su interior envolvía.
Pasaron los años y Mario se convirtió en un gran músico, sus melodías sonaban por todo el mundo y después de tocar su maravilloso instrumento la gente le aplaudía con gran devoción. Por fin, Mario se sentía libre en plenitud, su adorada trompeta con la que soñó tantas noches de niño, le devolvió parte de la esencia de su ser.
